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Minería en Latinoamérica: innovación tecnológica y eficiencia energética ante el auge de la demanda global 

El crecimiento del mercado de inteligencia artificial y tecnologías emergentes ha elevado la demanda de minerales críticos. En respuesta, la industria minera de América Latina enfrenta el desafío de modernizarse, adoptar infraestructuras digitales resilientes y avanzar hacia modelos más sostenibles. 

Imagen: Vertiv

América Latina continúa consolidándose como una de las regiones clave en el suministro global de minerales estratégicos como litio, cobre, níquel, molibdeno, grafito y tierras raras. Países como Chile, Perú, Brasil, Colombia y México cuentan con vastas reservas naturales que los posicionan en el centro de la cadena de valor tecnológica global. 

Este panorama cobra mayor relevancia con el crecimiento de sectores como la inteligencia artificial, cuyos sistemas requieren componentes altamente dependientes de minerales como el silicio, cobre, paladio, oro, níquel y platino. La presión por abastecer esta demanda ha llevado a la industria minera a enfrentar un dilema complejo: aumentar la producción sin comprometer la sostenibilidad ambiental ni la eficiencia energética. 

Frente a este contexto, distintos informes han subrayado la necesidad de acelerar la transformación tecnológica del sector. Organismos como la CEPAL y el ICMM (Consejo Internacional de Minería y Metales) han instado a los gobiernos y empresas a adoptar tecnologías limpias, modelos de gobernanza más sólidos y estrategias integradas que prioricen la eficiencia operativa, la responsabilidad ambiental y la innovación continua. 

Una de las respuestas a este desafío ha sido la incorporación de tecnologías como la inteligencia artificial, el análisis de datos en tiempo real y la digitalización de procesos. Aplicaciones basadas en sensores IoT y modelos predictivos permiten gestionar mejor el consumo de agua y energía, reducir el desperdicio y anticipar fallos en los sistemas operativos. 

Sin embargo, esta transformación tecnológica requiere una infraestructura digital crítica que respalde la continuidad de las operaciones. Equipos como los sistemas de alimentación ininterrumpida (UPS), racks modulares, unidades de refrigeración de precisión y centros de datos especializados están adquiriendo un rol fundamental en la cadena minera. 

En ese sentido, la compañía tecnológica Vertiv ha trabajado recientemente con una empresa minera en Chile para renovar su centro de datos. El proyecto incluyó la implementación de un sistema UPS modular en línea Vertiv™ Liebert® APM, con baterías de iones de litio. Esta solución permitió mejorar la eficiencia energética, aumentar la capacidad instalada y garantizar la disponibilidad continua de los servicios críticos para el negocio. 

Según explicó José Medina, gerente de cuentas clave empresariales de Vertiv, “las condiciones operativas en entornos mineros exigen soluciones diseñadas para resistir temperaturas extremas, alta humedad, polvo, salinidad, actividad sísmica y altitudes elevadas. Por eso, es esencial contar con equipos robustos, energéticamente eficientes y fáciles de mantener, adaptados a los desafíos de la minería moderna”. 

El aumento de los costos operativos —que se estima ha sido del 30% en los últimos cinco años— y las exigencias globales de sostenibilidad, están forzando a las empresas del sector a redefinir sus prioridades. Infraestructura, automatización, conectividad, seguridad y eficiencia energética ya no son variables secundarias, sino pilares para garantizar la competitividad a largo plazo. 

El papel de los centros de datos es también crucial en este ecosistema, pues son los encargados de alojar software, procesar grandes volúmenes de información, coordinar vehículos autónomos, proteger transacciones de comercio electrónico y facilitar la convergencia entre las tecnologías de la información (IT) y las operativas (OT) dentro de las faenas extractivas. 

En el actual escenario global, la industria minera de América Latina enfrenta una encrucijada entre la oportunidad estratégica y la urgencia de modernización. La transición hacia operaciones más inteligentes, resilientes y sostenibles no solo representa un imperativo ambiental, sino también una ventaja competitiva para los actores que logren adaptarse primero. La adopción de infraestructuras críticas eficientes y tecnologías de última generación será determinante para garantizar que la región aproveche su potencial sin comprometer el equilibrio ambiental ni la viabilidad económica de sus operaciones. 

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