El 87% de los consumidores espera que sus bancos ofrezcan tarjetas verdes y el 62% consideraría migrar a un banco respetuoso con el medio ambiente.
Durante muchos años, la economía mundial ha estado dominada por el paradigma de captura, fabricación y eliminación, conocido como la “economía lineal”, en el que los recursos del planeta se consideran infinitos. Un ejemplo notable de esta actitud es que sólo se recicla el 9% de los 89.000 millones de toneladas de materiales extraídos de la Tierra anualmente, y hoy los plásticos desechables representan un 40% de la producción mundial de plásticos. Como resultado, la contaminación que produce este tipo de insumo se ha convertido en uno de los problemas ambientales más urgentes del mundo.
Hoy más que nunca, los consumidores quieren productos que sean compatibles con su estilo de vida y con frecuencia están dispuestos a pagar más por un producto que se ajuste a sus valores. Un estudio de Cone Porter Noveli reveló que el 79% de los estadounidenses son más leales a las marcas centradas en un propósito cuyos valores comparten. En materia ambiental, una guía de estrategia de Nielsen afirma que el 81% de los consumidores globales consideran de suma importancia que las empresas implementen programas para mejorar el medio ambiente y que el 73% cambiaría sus hábitos de consumo para reducir su impacto en la preservación del planeta.
En un estudio de Accenture y la ONU, el 94% de los directores ejecutivos de las grandes empresas globales dijeron que los temas de sostenibilidad son importantes para el éxito futuro de sus negocios. En cuanto a los consumidores, están claramente recompensando a las empresas con conciencia ecológica: un estudio de NYU Stern muestra que las ventas de bienes de consumo envasados (alimentos envasados, bebidas y cosméticos) comercializados como sostenibles han crecido al menos cinco veces más rápido que los productos convencionales, lo que confirma esta tendencia.
Un caso sólido para soluciones de pago más ecológicas
Estos cambios también afectan al mundo de las soluciones de pago. Una encuesta global reciente realizada por Dentsu mostró que los consumidores están al tanto de los pagos, y el 87% espera que sus bancos ofrezcan tarjetas verdes. De hecho, el 62% incluso consideraría migrar a un banco respetuoso con el medio ambiente. Además, los productos con un beneficio ambiental a menudo pueden justificar un precio más alto. La encuesta mostró que el 74% de los millennials en todo el mundo, que han sido la principal fuente de ingresos, gastos y creación de riqueza a nivel mundial desde 2015, aceptarían una tarifa mensual adicional por una tarjeta “verde”.
Al mismo tiempo, podría decirse que la tarjeta de pago se ha convertido en el último punto de contacto físico restante entre los emisores de tarjetas y sus clientes, ya que las visitas a las sucursales y los extractos bancarios en papel han disminuido drásticamente o han desaparecido por completo. A la luz de esto, Big Techs y FinTechs se han dado cuenta de lo formidable que es una herramienta de marketing, la tarjeta física y están liderando el camino para aprovechar la tarjeta de pago con materiales y diseños innovadores. Al mismo tiempo, los consumidores ven cada vez más sus tarjetas como accesorios y una extensión de sí mismos. Por lo tanto, dada la alta visibilidad de la tarjeta de pago y su posición destacada como portadora de la identidad del banco, una tarjeta ecológica elevará el valor de la marca a los ojos de los consumidores conscientes del medio ambiente.
Habilitación de una cadena de pago ecológica de extremo a extremo
Para apoyar a los bancos y otros emisores de tarjetas en esta transformación, IDEMIA desarrolló la línea de tarjetas GREENPAY, fabricadas con PVC reciclado, que pasa todas las pruebas ISO para garantizar el mismo nivel de calidad y durabilidad que el PVC por primera vez de uso. “Estas tarjetas están completamente disponibles hoy, y la próxima generación, que utilizará materiales de origen biológico para eliminar la dependencia de los combustibles fósiles, está en preparación”, indicó Alen López, Vicepresidente de Producto y Marketing de IDEMIA para América Latina. La migración del primer uso al plástico reciclado tiene tres ventajas principales: es necesario extraer menos recursos naturales, se reduce el espacio del vertedero y se reduce la huella de carbono de las tarjetas de pago.
Un enfoque global ecológico
Los temas ambientales son eminentemente globales y transversales. Además de la propia tarjeta de pago, los clientes respetuosos con el medio ambiente esperan iniciativas ecológicas en toda la cadena de valor de los pagos. A modo de ilustración, el 65% de los consumidores espera que los bancos ofrezcan alternativas digitales a los documentos en papel y el 71% cree que los bancos deberían proporcionar un servicio de reciclaje para las tarjetas de pago vencidas.
En consecuencia, hacer una tarjeta de pago con materiales respetuosos con el medio ambiente es un buen comienzo, pero no suficiente. Lo mejor es un enfoque global de toda la cadena de valor. Esto va desde reducir la huella de carbono de las fábricas hasta implementar empaques ecológicos, reemplazar el papel por servicios digitales y reciclar tarjetas vencidas. Todas estas son soluciones y servicios que forman parte del enfoque global GREENPAY de IDEMIA. Asimismo, al reducir la comunicación en papel gracias a la solución PIN digital, los bancos no solo pueden reducir el costo de las emisiones postales, sino también disminuir significativamente su huella de carbono. Finalmente, todos los productos y servicios de GREENPAY financian proyectos ambientales en todo el mundo, en línea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas.
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