Adaptarse a un entorno digital, competitivo y regulado exige a las entidades financieras repensar sus sistemas centrales. Expertos del sector advierten que la experiencia del cliente, la rapidez operativa, la innovación y la seguridad serán determinantes para avanzar.

Imagen: Topaz
El sistema financiero colombiano se encuentra en medio de una transformación estructural, impulsada por la necesidad de responder a un entorno cada vez más digitalizado, competitivo y exigente en términos regulatorios y de experiencia del usuario. Según diversos análisis del sector, uno de los factores determinantes para avanzar en este proceso será la adopción de cores bancarios modernos, modulares y robustos, que faciliten la evolución tecnológica de las instituciones y les permitan responder a los nuevos hábitos de consumo financiero.
Estudios recientes como el Global Banking Outlook 2025, elaborado por EY, resaltaron que más del 60% de los ejecutivos bancarios considera que actualizar su core bancario es una prioridad estratégica para competir en el mercado actual. Esta tendencia responde a una combinación de factores: la presión por lanzar productos digitales ágiles, la necesidad de integrarse con fintechs y ecosistemas externos, y el requerimiento de mantener estándares de seguridad y cumplimiento normativo cada vez más estrictos.
Desde esta perspectiva, expertos del sector han identificado cuatro grandes desafíos que marcan el rumbo de la modernización tecnológica en la banca:
1. Mejorar la experiencia del cliente final
Las nuevas generaciones de usuarios demandan soluciones digitales rápidas, personalizadas y seguras. Para responder a esas expectativas, los bancos necesitan infraestructuras que permitan escalar rápidamente, diseñar productos financieros flexibles y mejorar la interacción a través de canales móviles y en línea. Un core bancario eficiente debe facilitar estos desarrollos, integrando sistemas internos y externos de forma fluida.
2. Acelerar la implementación de nuevos servicios
En un contexto donde la velocidad de respuesta es clave para la retención de clientes, la capacidad de incorporar nuevas funcionalidades o integrarse con terceros debe ser casi inmediata. Esto requiere arquitecturas abiertas y modulares, con APIs y reglas de negocio configurables que minimicen la dependencia de desarrollos a medida. Según el informe The Future of Fintech and Banking 2023 de Accenture, la capacidad de respuesta tecnológica será uno de los principales diferenciadores en los próximos años.
3. Impulsar la innovación como factor de diferenciación
La competencia con fintechs y nuevos actores digitales ha forzado a los bancos a replantear su oferta de valor. Modelos como créditos instantáneos, onboarding 100% digital y billeteras electrónicas ya no son una novedad, sino una expectativa mínima del mercado. Contar con un core bancario altamente configurable, capaz de incorporar estas funcionalidades con agilidad, será esencial para sostener la competitividad.
Jorge Iglesias, CEO de Topaz —empresa con operaciones en más de 25 países— señaló que “la innovación ya no es opcional. Los bancos que han adoptado un core bancario preparado para evolucionar son los que hoy figuran entre los más destacados de la región”.
4. Cumplir con estándares de seguridad y normatividad
La creciente amenaza de ciberataques y los requerimientos regulatorios obligan a los bancos a incorporar prácticas avanzadas de ciberseguridad y cumplimiento normativo desde el núcleo mismo de su operación. Esto implica que los sistemas centrales deben estar diseñados para garantizar no solo la integridad y trazabilidad de las operaciones, sino también la protección activa de los datos de clientes y usuarios. A esto se suma la necesidad de optimizar recursos tecnológicos: una arquitectura eficiente debería funcionar con infraestructura mínima, maximizando el rendimiento sin elevar los costos operativos.
La modernización del core bancario ya no es un proyecto tecnológico más: se ha convertido en una condición estructural para la supervivencia del negocio financiero. En Colombia, como en otros mercados de América Latina, los bancos deberán tomar decisiones estratégicas para transformar su arquitectura digital, respondiendo a los cuatro grandes desafíos que marca la evolución del sector.
La velocidad con la que estas decisiones se ejecuten —y la capacidad de alinearlas con la experiencia del usuario, la innovación constante y la seguridad— marcarán la diferencia entre liderar el mercado o quedar rezagados ante actores más ágiles.