Por: Álvaro Camarena, VP Senior de Canales Dell Technologies América Latina
Es un mundo multicloud en el que las organizaciones invierten en entornos públicos y privados. Un flujo constante de nuevas capacidades y herramientas está demostrando el poder de la computación en la nube a medida que se despliegan en el perímetro para gestionar la afluencia masiva de datos generados en tiempo real. Según las proyecciones entregadas por IDC, para este 2023 se estima que la nube en Latinoamérica crecerá un 30,4%.
Ahora llegan más nubes. Hay nubes de telecomunicaciones y soberanas, y nubes industriales verticales que proporcionan soporte, aplicaciones y requisitos específicos para la salud, las finanzas, la administración pública, el comercio minorista e incluso los medios de comunicación.
Aunque esto es una gran noticia para las organizaciones que buscan maximizar el valor de su inversión en la nube y cumplir objetivos empresariales críticos, complica el panorama multicloud. La proliferación de estas nubes tan especializadas puede crear otro silo más si las organizaciones no son capaces de mover datos y aplicaciones libremente entre ellas.
Una estrategia sólida de nubes múltiples garantiza que las organizaciones se beneficien de las eficiencias de las nubes públicas, como la flexibilidad y la escala, y las trasladen a las instalaciones con las ventajas del rendimiento, el control y la seguridad.
Menos es más… complejidad
Al elaborar una estrategia, algunos dirán que la respuesta obvia es un enfoque monolítico de la nube: elegir una plataforma con un proveedor, confiar en sus aplicaciones y en un pequeño grupo de socios.
Pero esto frena la innovación. Las plataformas cerradas son el proverbial jardín amurallado de la nube y el ecosistema de desarrolladores, lo que reduce la integración en todo el ecosistema y conduce a la dependencia del proveedor. Aunque pueda parecer sencillo al principio, las empresas salen perdiendo a largo plazo al limitarse a un conjunto de servicios patentados que afectan a su capacidad para acceder y adoptar fácilmente futuras innovaciones del sector.
Con demasiada frecuencia, las organizaciones que invierten en varias nubes y servicios se ven obligadas a resolver la disparidad de piezas por su cuenta. Las soluciones alternativas restan tiempo y recursos a la innovación y la productividad. Según IDC, dos tercios de las organizaciones (66%) quieren tratar con menos proveedores estratégicos de infraestructura digital y en la nube, mientras que el 68% afirma que es importante invertir de forma que se evite la dependencia de un solo proveedor.
Las organizaciones quieren que estas nubes, aplicaciones, plataformas y servicios funcionen juntos sin problemas. Quieren multicloud por diseño, no por defecto. Pero no quieren necesariamente un único proveedor de servicios, sino una forma más sencilla de gestionar y organizar los datos y las aplicaciones en varios entornos de nube. Mientras que el estado nirvana es conseguir una visión singular, un objetivo más realista puede ser reducir el número de herramientas únicas en silos para la gestión y orquestación de la nube con el fin de mejorar el valor.
Más apertura, menos ego
Vemos la solución a la complejidad multicloud de forma diferente: Romper los silos y construir un ecosistema abierto que prospere gracias a una amplia gama de asociaciones, colaboración e innovación.
Multicloud no es sólo una colección aleatoria de nubes públicas, ni siquiera las conexiones sueltas de esas nubes con nubes privadas. Multicloud consiste en acceder a un conjunto cada vez mayor de innovaciones en las nubes y reconocer que se necesitan las capacidades de todo el ecosistema para ofrecer una TI moderna.
Ahí es donde entran en juego los ecosistemas abiertos. Permiten la interoperabilidad y una integración más profunda entre soluciones y servicios, proporcionando un mayor acceso a la innovación de una variedad de proveedores. De este modo, la tecnología no sólo funciona, sino que lo hace de la forma que las organizaciones realmente necesitan. Tiene que hacerlo si queremos desencadenar avances impulsados por los datos a través de la IA y la automatización impulsada por la computación en nube.
Ninguna empresa o innovador por sí solo cumplirá la promesa de la tecnología. Ni deberían hacerlo. Eso es lo que hace que la industria tecnológica sea tan increíblemente vibrante: una innovación incesante que amplía los límites de las posibilidades para resolver los mayores retos del mundo.