A medida que avanza la transformación digital, uno de los principales retos de las entidades financieras es la protección de los usuarios y asegurar que quien está en línea durante una transacción, sea quien dice ser.
Para ello, las claves, los PIN, las preguntas, huellas dactilares y reconocimiento facial, se están combinando con nuevos sistemas de autenticación más sofisticados como la Biometría del Comportamiento, una tecnología que permite a las entidades financieras proteger a los usuarios en línea con mayor eficacia contra la suplantación de identidad.
Las costumbres y usos de las personas ahora hacen posible identificar características únicas relacionadas con la manera en que cada uno realiza sus transacciones en línea, por ejemplo, la forma en que tipea sobre un teclado, mueve el mouse en el computador o la presión de escritura y movimiento, velocidad con la que recorre su pantalla o la posición para sostener su dispositivo móvil.
De acuerdo con Danilo Ochoa, Digital Banking Solutions Director de Gemalto, el desafío es encontrar nuevas medidas de autenticación que permitan proteger a los usuarios de la suplantación, manteniendo una experiencia sin incomodidades con los servicios y canales de atención del sector financiero.
Es por esto que las instituciones están adoptando sistemas biométricos, lo cuales además de entregar una mejor experiencia al usuario cuando realiza sus transacciones, les permiten reducir costos operativos y administrativos.
Para poder realizar estos nuevos procesos, cada persona debe contar con un perfil único, privado y exclusivo. Así, a través de un “selfie”, un mensaje de voz, la foto de sus dedos o a través de patrones de uso no habituales, se genera información detallada sobre la actividad, lo cual facilita una mejor gestión del riesgo estableciendo múltiples tipos de evaluación, tales como: Dispositivo, Ubicación y Comportamiento del Usuario.
Cada transacción tiene un nivel de riesgo y el proceso de autenticación se lleva a cabo con base en la información contextual de la misma. Una transacción de bajo valor con patrones de comportamiento normales, se procesará de inmediato. Esa misma transacción, hecha desde ubicación inusual, una dirección de IP desconocida o un comportamiento diferente, se puede bloquear o, se podrá solicitar al usuario una autenticación adicional, permitiendo al usuario una experiencia más ágil y natural.
Implementado las diferentes biometrías se logra una experiencia de usuario sencilla e intuitiva, asociada a múltiples capas de autenticación lo cual es clave para aumentar la adopción y uso de canales digitales de forma segura y confiable, minimizando la exposición al riesgo tanto para las instituciones financieras como para sus clientes.
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