El impacto de las nuevas tecnologías en el mundo del empleo está alcanzando una magnitud y una velocidad impensable.
Si bien existe el temor que el avance de la robotización puede hacer desaparecer muchos trabajos, lo cierto es que la tecnología también crea oportunidades que antes no existían. En realidad, el mercado laboral al cambiar no implica que se esté hablando de su desaparición, sino todo lo contrario: representa la evolución hacia nuevas formas de trabajo ¿Cómo esta transformación puede incentivar una mayor inclusión?
Las nuevas oportunidades que se están generando
Iniciar el camino hacia la migración digital genera innegables beneficios. El 90 % de las empresas encuestadas por Xertica en el estudio Estado de Transformación Digital en América Latina considera que la tecnología es esencial para mantener la competitividad. Asimismo, este año, 3 millones de robots industriales se utilizarán en fábricas de todo el mundo y duplicarán el stock producido a nivel mundial en el 2014, de acuerdo con estimaciones de la Federación Internacional de Robótica. Ante este panorama, el abaratamiento de los costos por la robotización acelera la automatización y, consecuentemente, genera el temor a la desaparición de muchas ocupaciones, sobre todo, asociadas a la fuerza y a la precisión físicas.
Según la IFR, la baja de los costos y el perfeccionamiento de las tareas que realizan los robots los tornó más competitivos que la mano de obra humana: ya resultan más baratos que los sueldos de muchos trabajadores. Al respecto, la IFR señala que las organizaciones prevén reducir el porcentaje de empleados de tiempo completo y aumentar el de los eventuales.
Con la encuesta Work-life 3.0, indica que al menos el 86 % de los participantes le gustaría trabajar como freelance, para lograr la independencia y flexibilidad de su agenda, un mejor control de sus tiempos, la posibilidad de obtener otros ingresos y un mayor equilibrio entre vida personal y laboral.
La transformación digital implica no solo la adopción de nuevas tecnologías, sino también un verdadero cambio cultural, que debe traducirse en una transformación de mentalidad hacia una mayor colaboración, agilidad, productividad y mejora del clima laboral. Con los aportes de cada uno de los miembros, se alcanza un nivel más alto de innovación, gracias a la mayor variedad de puntos de vista, perspectivas e ideas.
“En los procesos de selección, buscamos al mejor talento en el mercado que nos permita impulsar la transformación digital, sea cual fuera la procedencia del candidato”, sostiene María Fernanda de la Torre, directora regional de recursos humanos de Xertica.
Un desafío especial: acortar la brecha de género
En los últimos años, debido al desarrollo tecnológico, se logró acortar la brecha de género en el mundo laboral. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos es consciente de existencia de las diferencias que existen entre hombres y mujeres en este campo de estudios.
Algo similar ocurre entre los jóvenes que aspiran a ser tecnólogos. “El doble de niños reporta expectativas de seguir una carrera de este tipo en comparación a las niñas. La proporción aumenta a 10-1 cuando se les pregunta sobre ocupaciones ligadas a TICs. Es tres veces más probable que las niñas tengan intenciones de convertirse en especialistas de la salud en relación con los niños”, explica el informe.
“A su vez, con nuestro compromiso de responsabilidad social, apoyamos a niñas de bajos recursos a emprender estudios en las disciplinas STEM. Con ejemplos e historias de vida, nuestras técnicas las inspiran a optar por estas carreras, que todavía son poco convencionales para las mujeres en nuestra región”, agrega la directora de recursos humanos.
Potenciar el crecimiento profesional, la oportunidad
De la mano de la tecnología, también se presenta otra oportunidad: el desarrollo de nuevas habilidades. Una encuesta de la IFR a 7,000 empleados de siete países reveló que el 70 % cree que la robótica ofrece la posibilidad de prepararse para trabajos más calificados, ya que la disrupción tecnológica exige capacitarse de forma constante y entrenar ciertas skills, sobre todo, las «blandas».
Para la OIT, “solo algunas actividades se automatizarán, lo que no necesariamente implica una pérdida del empleo”. Así, pues, ¿cómo prepararse para lo que viene? La clave para una transición y una adaptación exitosas es la calidad del capital humano.
Las habilidades más requeridas, y más difíciles de reemplazar por la tecnología, son aquellas que requieren el contacto cara a cara: el liderazgo, la dirección de equipos, la reacción ante situaciones inesperadas, la capacidad de empatizar, el trabajo colaborativo en red y la creatividad.
McKinsey Global Institute sostiene que algunas organizaciones se encargarán de formar a su propio personal, mientras que otras piensan capacitar a algunos colaboradores y subcontratar talento externo. De una u otra manera, habrá que entrenar el pensamiento analítico, la innovación, la comunicación, la flexibilidad, la capacidad de resolución y la organización, habilidades interpersonales que son difíciles de entrenar y, que, por eso, son un objeto codiciado por los reclutadores.
Es importante tomar conciencia que los avances tecnológicos impactan con mucha fuerza en los departamentos de recursos humanos de las organizaciones. Aunque aún queda mucho camino por recorrer, las bases están sentadas para que las empresas abran paso a la transformación digital y sean cada vez más inclusivas.
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