Es muy común pensar en innovación y que vengan a la mente patentes, nuevas tecnologías y ganancias, pero también es importante que relacionemos innovación con personas y problemas. La innovación surge de la necesidad de resolver problemas.
Por: Carlos Bonilla, Technical Manager 3M Región Andina
Innovación es una palabra de moda en espacios académicos y empresariales, pues sin duda, recientemente la innovación se ha convertido en una aliada del desarrollo tecnológico y económico de los países, al igual que contribuye a que se promueva la competitividad, al poner en el mercado nuevos productos o procedimientos.
Las empresas llevan sobre sus hombros la responsabilidad de desarrollar e implementar nuevas ideas: productos, servicios y modelos para satisfacer las necesidades sociales, crear nuevas relaciones, ofrecer mejores resultados y mejorar la capacidad de actuación e interacción de las personas. En los últimos años la innovación ha surgido como estrategia empresarial para enfrentar los complejos problemas sociales y económicos que aquejan al mundo actual.
En un mundo en constante cambio y tan exigente, si las organizaciones no se vuelven innovadoras, perecerán. La innovación se ha convertido en una ventaja competitiva para las empresas, al generar una cercanía importante con el consumidor con el fin de desarrollar nuevas soluciones que satisfagan sus necesidades. Empresas con amplia trayectoria en el mercado como 3M, poseen una cultura de innovación desde sus inicios, la cual está impulsada por la relación con sus clientes, aplicando la ciencia y la tecnología para encontrar conjuntamente solución a sus problemas, también se extiende a las áreas de negocio, donde la necesidad de ser flexibles en los modelos de negocio, sin que esto afecte de ninguna manera la ética, es otra de las formas de innovar.
Las empresas innovadoras reconocen que el camino de la innovación no es perfecto y tiene muchos obstáculos y que el fracaso es un paso importante en el proceso de éxito. Con cada falla, la compañía avanza un paso más hacia el éxito. De esta manera, se da un valor positivo al fracaso. En compañías como 3M y Apple surge la necesidad de innovar en sus historias cuando no tenían muchas opciones. Para ellos, la necesidad era la madre de la invención.
Otros de los obstáculos a los que se enfrenta la innovación es la falta de recursos para la inversión. En Colombia, por ejemplo, la inversión destinada a actividades de innovación, ciencia y tecnología durante el 2018 fue del 0.67% del PIB y para investigación y desarrollo el gobierno nacional destinó solo el 0.25% del PIB. Si damos un vistazo a los países Latinoamericanos, Brasil lidera el grupo con una inversión en investigación y desarrollo del 1,2% del PIB, seguido de Argentina, 0,6%; México, 0,5%; Chile, 0,4%; y Perú y Bolivia, 0,16%, según cifras de la UNESCO. Si bien el panorama nacional no es el mejor, hay empresas privadas que destinan porcentajes importantes a la innovación, investigación y desarrollo. La inversión anual en I + D en buenos y malos años es la piedra angular de la empresa. La consistencia en los años malos es especialmente importante, ya que permite consolidar la madurez de los sistemas de innovación generando resultados cada vez más importantes.
Una mayor y mejor inversión en innovación, ciencia y tecnología, contemplando su apropiación social y con una comunicación efectiva de sus resultados, podría mejorar la percepción de la sociedad. Y con una mejor percepción de la sociedad puede contribuir a promover una cultura de innovación con el fin que tenga un mayor impacto para mejorar vidas de las personas del país, sin duda, un elemento clave de la sostenibilidad es invertir en el futuro y para esto es necesario destinar recursos y hacerlo de manera constante para ver los frutos a largo plazo.
Existen diferentes factores políticos, económicos y sociales que afectan los procesos de innovación. Si bien en Colombia hacen falta políticas públicas eficaces que logren generar procesos de innovación más orgánicamente, es importante fomentar una cultura de innovación en las universidades y al interior de las organizaciones, pues permite inspirar a otras empresas a potenciar las iniciativas de innovación en pro de la competitividad nacional, es igual de significativo, que nuestra sociedad comprenda y le otorgue la importancia necesaria a la innovación como fuente de desarrollo económico y social.
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